República Bolivariana de
Venezuela
Universidad Central de
Venezuela
Facultad de Humanidades y
Educación
Catedra: Apreciación
Musical II
Estudiante: Gabriela
Botello. CI 21100278
Es
el viernes 15 de abril de 2016, es hora de concierto en la Facultad de
Humanidades y Educación de la Universidad Central de Venezuela (UCV). El
ambiente es tranquilo, las butacas a medio llenar, aún se incorporan
estudiantes al auditórium. Al fondo, en
el escenario, se observa una mujer de cabello alborotado y oscuro y su tez blanca. Su nombre es
Ana María Hernandez, su hobby, la música y en especial la cortesana. En el 2015
completó la grabación de un disco renacentista sobre obras del siglo XVI y fue invitada a la UCV para tocar su música.
Un grupo de jóvenes charlan. Frente a ellos, la mujer del fondo con calma afina una guitarra. Al poco tiempo toma el micrófono y con mesura se dirige a la audiencia, comienza su relato musical que traslada la mente a las fiestas en la antigua europa, tal vez a España, Francia. La imaginación se deja volar y la música nos lleva a salones elegantes, repletos de damas con sus vestidos pomposos y caballeros con sus trajes elegantes de la época renacentista.
La música que Ana María interpreta se usaba en bailes y es teatral. “Hay danzas lentas y elegantes (Pavanas, Almains) y también rápidas y animadas (Gallardas, Corantos)” eso explica Ana María al concluir su interpretación de la canción “Conde Claros” de Guillaume Morlaye. Durante su presentación se refiere a la música cortesana, es decir de cortes europeas, y destaca una famosa canción llamada “La pavana del rey”.
La música por momentos es potente y
otras veces parece música de cuna. Durante el concierto, siempre con mucha
calma Ana María se dirige al público, cada vez recibe aplausos, ella sonríe pero solo por un momento, de inmediato vuelve a concentrarse y pone sus dedos a la obra. El
concierto trascurre, el público atento, Ana casi va al final, toca la última canción del concierto“Romanesca, Guárdame las vaca” de Alonso
de Mudarra. Pronto termina con su cabello alborotado y su sonrisa gentil, esta feliz, aunque otra vez no tarda mucho en concentrarse, guarda su instrumento, lo monta sobre su hombro y sale, ella se va como quien lleva afán pero lo hace con toda calma.
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